Sic et Non

11 de diciembre de 2010

"En el punto de mira": Andrés Fariña. Santiago Siete, 10/12/2010


IMAGEN

En el primer artículo que escribí en esta sección hace ya más de dos meses hacía mención a un estudio realizado en la Universidad norteamericana de Princeton en 2005, durante el cual se había mostrado a estudiantes universitarios parejas de rostros durante apenas un segundo, debiendo responder cuál de las 2 personas les parecía más competente.

Estos alumnos desconocían que dicha retahíla de rostros correspondían a candidatos al senado y al congreso estadounidense de 2002 y 2004. Una cara resultaba ser del candidato demócrata y la otra del candidato republicano. El resultado fue que más del 70% de las caras que prefirieron como más competentes fueron los que finalmente salieron elegidos en las urnas para los cargos en cuestión.

Estudios como este demuestran que muchas veces las motivaciones en virtud de las cuales el electorado decide su voto no suelen ser estrictamente políticas, y la imagen suele ser un factor decisivo. Sobre todo cuando estamos asistiendo a una mayor personalización del debate político, en el que cuentan menos los partidos y cada vez más la persona del candidato.

Los políticos son conscientes de que deben cuidar su apariencia, ya que aporta información, saben que se puede y se debe comunicar con la imagen.

Nuestro concelleiro de Relaciones Institucionales es un claro ejemplo de político que cuida su aspecto físico. Sus rasgos físicos seguramente encajarían en los parámetros por los cuales las personas que realizaron el estudio decidían quién podría ser mejor gestor.

Pero este potencial con el que cuenta Andrés Fariña no está todo lo desarrollado que debería, sobre todo si su nuevo reto político es la alcaldía de Ribeira como candidato del PSOE en las próximas elecciones municipales.

Para ello debe imprimir un tono más incisivo en su comunicación, normalmente monótona. Resulta curioso como cuando habla de temas puramente políticos logra ser más contundente, mientras que si el tema es de gestión pura y dura, nuestro concelleiro pierde fuerza.

Hábilmente llama a sus interlocutores por su nombre, pero si no les mira a los ojos, esta técnica pierde su efecto. Sus miradas suelen ser como perdidas, fuera de plano; su voz es algo tenue, y abusa del bolígrafo en las entrevistas televisivas por lo que acaba enredando con él y descentrando al público.

Remarcar más su mensaje, de por sí franco y sincero, enfatizando más lo que dice y cómo lo dice ayudaría sin duda a hacer llegar una mejor imagen aún si cabe. De otro modo, y a pesar de su buena fachada, la sensación que da al público es de que no tenemos necesidad de prestarle atención.


Santiago Martínez
Consultor político y "Media trainer"

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