No es mi intención realizar en estas líneas un análisis acerca de la mayor o menor pertinencia de la reforma laboral a la hora de generar empleo en España. Tampoco pretendo valorar la inminente huelga general convocada por los sindicatos españoles.
Me interesa más la hábil estrategia de comunicación seguida por el gobierno de Rajoy para lograr la mínima erosión posible ante las drásticas medidas que se imponen en materia laboral.
En primer lugar, su gabinete y el PP se han encargado de hacernos ver que la reciente mayoría absoluta le legitima para realizar los recortes que nos vienen impuestos por Bruselas y Berlín.
A su vez, dentro de esta causa de fuerza mayor, existe una asociación del mensaje de que la necesidad de los recortes también implica una reforma laboral, y no en cambio una reforma de nuestro sistema productivo. Es decir, dentro del envoltorio de los recortes “legitimados” por la opinión pública, también va el “regalo” de la reforma laboral. Todo ello insisto, con las siempre exitosas etiquetas de la urgencia y la necesidad.
Si además, a este producto le ponemos el “made in Germany” la ciudadanía percibirá que vamos en la senda correcta. Por arte de magia el Gobierno logra una transferencia de valor a su producto. (Lo que viene de Alemania siempre funciona).
Una vez diseñada y ejecutada la acción, conviene inmunizarse y condicionar las reacciones. Previendo por tanto, que estas vendrán de los sindicatos, hábilmente el PP y el gobierno se han encargado de establecer en la opinión pública varios debates paralelos como el del aborto. Pero hay otro que logra además, aunar apoyos a la reforma laboral por la vía de la desacreditación de los sindicatos.
Todos hemos oído estos días a personas conocidas por su oposición a las nuevas medidas, cómo a su vez, critican y ponen en duda la labor de los sindicatos.
La cuestión es que si realmente esta reforma es como dicen, la más lesiva para los derechos de los trabajadores en la historia de nuestra democracia, a los sindicatos no les quedaba más remedio que convocar una huelga general. Cae de cajón.
Habrá que observar cómo reaccionará la sociedad española a esta paradójica situación de los sindicatos. Sabiéndose que por todo esto, no tienen el favor de la mayoría de sus conciudadanos.
Buenas Santiago.
ResponderEliminarSiguiendo esa senda argumentativa, casi cualquier reforma en casi cualquier esfera podría ser admitido. Y ello no sólo por la razón de que la "necesidad" y la "urgencia" se deriven del estado en el que el Presidente saliente y sus adláteres dejaron el país, sino porque no es el Gobierno de Merkel el paradigma del continuismo reformista y la panacea legislativa. Se legisla atendiendo a necesidades propias y no tomando lo ajeno por referencia que, siendo Alemania, nos puede llevar a equívocos. Pensémoslo bien.
Un saludo.
Me parece bien, pero es obvio que se está realizando una reforma a la alemana, sin atender a las necesidades de aquí (entraríamos ahí en la eterna discusión del control del gasto). pero ese es otro debate, y yo me centro al aspecto estratégico. Y por mi profesión sé que estas cosas no son coincidencias. Una imagen/noticia vale más que mil palabras http://www.elcorreogallego.es/galicia/ecg/alemania-echa-flores-ajuste-gallego-reducir-deficit/idEdicion-2012-03-21/idNoticia-737676/
ResponderEliminarErgo Made in Germany
Un abrazo amigo Wittman!