Sic et Non

8 de enero de 2011

"En el punto de mira": Amelia González. Santiago Siete, 30/12/2010



VASOS COMUNICANTES

A menudo suelo poner siempre la misma metáfora para explicar el transcurrir de cualquier debate, ya sea de competición, político, o de otro tipo.

Las partes en un debate, los oradores, son como dos vasos comunicantes en los que una determinada presión provoca el vaciado de un vaso, por lo que el otro se llena. Un orador cuando gana solvencia durante la controversia genera una presión, genera insolvencia en el adversario ya que este percibe consciente o inconscientemente que está perdiendo el pulso del enfrentamiento, y esto a su vez refuerza al oponente que también se percata, por lo que el vaso de este se llena más.

En raras ocasiones el nivel de los intervinientes es tan parejo que hay un empate técnico. Eso se debe a que no ha habido ese traspaso de presión.

Cuando se prepara un debate, la clave no está solo en convencer a una audiencia, sino en lograr que el adversario entre en tu campo de juego y que la audiencia perciba como hay un transvase de un vaso a otro, lo demás es más fácil una vez se ha logrado esto.

¿Y qué recursos pueden ayudar a lograr esa solvencia, ese transvase? Además de los argumentos, claro está, existen técnicas que ayudan a provocar estas situaciones. Y nuestra concelleira Amelia González, tal vez por su dilatada experiencia periodística, parece dominar estas habilidades en el arte de la retórica.

Posee una voz sin duda idónea para la comunicación. Su lenguaje gestual es coherente con su mensaje y provoca un efecto refuerzo, ello le aporta credibilidad, le ayuda a imponer los temas de debate y a poner a la defensiva a sus oponentes. Muy afortunado por su parte es el empleo de la 1ª persona de plural cuando afirma sus tesis y las del partido, porque introduce a la audiencia en el propio argumento. Hábilmente usa la idea principal del rival de modo literal para posteriormente darle la vuelta y así incidir en que le dan la razón (lo que en debate de competición denominamos contra-efecto). Sonríe durante las alocuciones de sus colegas, lo que fomenta el vaciado del vaso del rival, la audiencia percibe que está cómoda, que domina la contienda.

Sin embargo toda esta fortaleza podría suponer también su debilidad. Debe vigilar el no redundar en un solo argumento demasiado, puesto que todo lo comentado podría parecer simples fuegos de artificio sino se acompaña de posturas propositivas y no solo críticas. Y tal vez por culpa de los hábitos radiofónicos debería corregir su excesiva velocidad en la dicción en determinados momentos de sus intervenciones.


Santiago Martínez
Consultor político y "Media trainer"


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