Sic et Non

13 de julio de 2012

¡Luces, cámara y acción! (Periódico: Santiago Siete, sección: En clave política)




Viendo el pasado domingo la entrega del Códice Calixtino al Arzobispo de Santiago por parte del presidente Rajoy, me sobrevino una imagen, o mejor dicho varias. En mi época de estudiante solía observar con curiosidad los cuadros pictóricos que daban fe de las coronaciones de reyes y emperadores. En todos, siempre era un representante de la Iglesia, algunas veces incluso el Sumo Pontífice, el que coronaba al monarca. Ese era el orden lógico y normal en aquella época.

Pero, salvando las distancias históricas y de la naturaleza del acto en sí; lo que vi hizo que me preguntara qué propició que en un acto solemne, se invirtieran los papeles, que fuera el presidente del gobierno el que restituyera la propiedad del Códice a la Iglesia. ¿Era necesario dicho acto solemne?

Para los compostelanos, sin duda es motivo de orgullo que el presidente del gobierno se haya implicado con nuestra ciudad a través de ese gesto. Pero como ciudadano no solo de mi ciudad, observo que este gesto delata sin lugar a dudas una mala planificación  e improvisación por parte del Gobierno.

Cansado de malas noticias y de un escenario negativo que le domina y fagocita, Mariano Rajoy intenta aprovechar cualquier hecho coyuntural que le permita respirar aire fresco y dar una imagen positiva. Se trata pues de cambiar la foto. 

Y lo del domingo, fue eso, una puesta en escena. ¿Tal vez por eso se tardaron varios días en entregar por segunda vez el libro, había que cuadrar agendas?, ¿Pero el libro no se había entregado ya  en la Catedral delante de las cámaras con la aquiescencia del Juez, la policía, y el propio Arzobispo?

Asistir a una final de un Europeo de futbol en un país, Ucrania, “bloqueada” diplomáticamente por la UE debido al caso Timoshenko, o realizar la foto del pasado domingo, indica claramente que Rajoy está muy necesitado de noticias positivas, pero también que su comunicación además de ser cada vez más incoherente (Donde dije digo, dije diego)  también es improvisada, marcada por el ritmo de hechos y decisiones fuera de su control.

Y hablando de comunicación improvisada. Las declaraciones de nuestro Comisario definiendo el carácter gallego como cerrado y oscuro, no fueron para nada afortunadas. Y el intento posterior de arreglarlas debido a las críticas, lograron todo lo contrario. No se puede realizar una intervención pública, y con micrófonos de por medio, sin pensar antes dos veces lo que se va a decir. Máxime, siendo un cargo público.

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