Por nuestras vidas, e incluso por
delante de nuestros propios ojos cuando paseamos por la calle, a menudo pasan
instituciones y organizaciones de las que desconocemos casi todo.
Muchos de ustedes seguramente
desconozcan qué es el Consorcio de Santiago, aún más serán los que ignoran a
qué se dedica, cuáles son sus funciones. Y ya no digamos si les pregunto quién
lo compone o lo lidera. Normalmente, nos enteramos de esto último cuando
alguien abandona el cargo y le sustituyen. Entonces nace la noticia.
Esta semana hemos asistido a la
presentación de la nueva gerente del Consorcio, María Antón. Y desde aquí le
deseo lo mejor para un futuro incierto en el que los hachazos a los
presupuestos están a la orden del día; y la institución que ahora lidera,
depende de asignaciones presupuestarias de entidades de por sí ya “raquíticas”
como la Xunta y el Estado.
Muchos de ustedes, seguramente
caigan en la tentación de considerar este organismo como superfluo, ya que
tendemos a infra estimar aquello que ignoramos. Pero lo cierto es que esta
ignorancia bien puede ser un motivo de felicitación. Me explico.
¿Cuántos organismos públicos
dedican ingentes cantidades de dinero a auto promocionarse en vez de realizar
la actividad para la que fueron concebidos y para la que pagamos nuestros
impuestos? Pero lo cierto es que necesitan hacerlo para hacer ver o aparentar
que hacen cosas. ¿Paradójico verdad?
Ojalá no se caiga en la tentación
de confundir la promoción de una organización con la promoción de una ciudad, su
patrimonio y equipamientos, tal cual es el fin del Consorcio de Santiago. Ahora más que nunca, es
importante, con los pocos recursos existentes, poner en valor nuestra propuesta
única de venta como municipio, es decir, nuestra ciudad y su Camino.
Y permítanme un último apunte. No
solo debemos cuidar nuestro patrimonio, sino también el valor intangible que
supone el capital humano en un sector como el de servicios. Y lamentablemente
este aspecto no ha sido cuidado. Cada vez son más los peregrinos que llegan a
Santiago quejándose del mal y poco profesional trato recibido durante su peregrinaje.
El Consorcio tiene aquí una
interesante tarea para coordinar, tal y como contempla sus estatutos, a las
diferentes administraciones y corregir este mal que nos puede pasar factura en
un futuro no muy lejano.
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