Mucho se está debatiendo acerca
de la campaña electoral norteamericana, a propósito de las convenciones republicana y demócrata que se están celebrando.
De hecho, todos nos hemos quedado
maravillados con el reciente discurso de Michelle Obama, pero éste me ha dado que pensar
sobre cómo ambos partidos siguen estrategias parecidas en pos de mejorar la
imagen de sus candidatos. La transferencia de valor. Si bien, lo hacen de modos
diferentes.
Mientras el presidente Barack
Obama busca relanzar su figura y su mensaje a través de su mujer y de un estimado ex presidente, Bill Clinton. Los
estrategas republicanos a tal fin, han elegido como candidato para la vicepresidencia a
una persona que aúna todas aquellas cualidades que le faltan a Romney, dinamismo,
carisma y coherencia con los fundamentos ideológicos republicanos más
conservadores.
No pintan bien las cosas para
ambos candidatos presidenciales, ya que lo que subyace detrás de este ardid
básico del marketing, es una imperiosa necesidad por mejorar su imagen.
Pero en mi modesta opinión, es el
líder republicano el que lo tiene más difícil en lo tocante a mejorar su carisma.
Ya durante la campaña republicana de John McCain, se buscó un revulsivo a su caída de popularidad, a través de la
sorprendente Sarah Palin. Algo que se logró durante los momentos iniciales,
hasta que posteriormente el electorado fue descubriendo las lamentables
carencias que ésta ostentaba. Fue sin duda alguna, una medida desesperada la
adoptada por Karl Rove.
En esta campaña presidencial, asistimos
a lo mismo, pero en el extremo contrario, puesto que se elige para vicepresidente a alguien, a primera vista mejor, que el que se postula para presidente, Paul Ryan.
Y llegados a este
punto, reflexionemos: ¿No provocará esto, que las carencias de Romney queden aún más al desnudo?, ¿Lo que haga y diga no será constantemente
comparado con lo que haga y diga su segundo? ¿En vez de lograr una
transferencia de valor-carisma, no asistiremos a lo contrario?, ¿Qué incide más
en el voto, el candidato presidencial o el vicepresidencial?
Todo parece indicar, máxime en
tiempos de crisis, que las sociedades demandan liderazgos fuertes. Los dos
partidos lo saben, y pese a la cuestión económica, ahora más que nunca se
afanan en fortalecer a sus candidatos.
Algo me dice que el discurso de la primera dama va a lograr un repunte en los sondeos para los demócratas gracias a su dominio
del lenguaje y la inteligencia emocional. Han sido listos los demócratas, pocos
días después de la convención republicana, han demostrado que incluso la mujer
del actual Presidente puede dar mejores discursos, y tener más carisma, que el
candidato Romney. No lo digo yo, lo evidencia Twitter; ella
provocó 28.000 tweets por minuto, él en cambio, la mitad.
Y no olvidemos que el discurso de
este, solo gustó al 38% de la población, y que fue superado en valoración por
su propia esposa Ann, por Marco Rubio, y por la futurible Condoleezza Rice.
Romney parece alcanzar a Obama en
estados clave, pero la conclusión desde mi punto de vista referente a la imagen y carisma, es que Paul Ryan, a
la larga generará un efecto de reactancia en su jefe, lo que provocará que los
estrategas decidan meterlo en la nevera al final de la campaña, al igual que
hicieron con Sarah Palin.
Lo que luego haga Mitt Romney es harina de otro
costal.
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