Estos
días mucho se me ha preguntado acerca de quién ha ganado los debates
electorales que las gallegas y gallegos pudimos ver en nuestra televisión
pública. Y sin duda alguna, el vencedor ha sido la democracia. Después de
décadas sin poder ver un cara a cara, muchos se han sorprendido con los
candidatos en estos debates. Han podido ver su capacidad para defender sus
propuestas y poner en evidencia al contrario. Algo obvio que por ley debería
estar obligado.
Y es
que en los Estados Unidos, donde está totalmente asentada esta costumbre,
incluso tienen su trascendencia electoral. De hecho, Romney está remontando en
las encuestas gracias a su buen hacer en el primer debate norteamericano
celebrado hace pocos días.
En el
caso de los debates gallegos, es difícil que estos vayan a influir, primero
porque nuestra realidad es diferente, y segundo porque considero que los tres
candidatos han salido reforzados, si bien Feijoo, es el que mejor ha estado en
líneas generales, ha ido bien preparado y documentado para defender sus ideas,
y llevaba una estrategia más definida. Y a pesar de que la situación económica
y de paro no le ayudaba, supo dar los mensajes que su electorado quería y
necesitaba oír. Ha demostrado una vez más, su buena cintura dialéctica, sobre todo
con el candidato nacionalista, que fue el que más le puso en apuros.
Pachi
Vázquez también sale reforzado, si bien considero que no ganó ninguno de sus
dos debates, en el primero sorprendió a muchos, tal vez por su serenidad frente
a los nervios iniciales del presidente de la Xunta, y su mayor dominio de las
emociones. No se esperaba que fuera a hacerlo bien, y por eso muchos le dieron
ganador, al igual que a Romney, por el efecto sorpresa. Esto sin duda le
refuerza, pero tan solo entre su electorado. Y en general le ayuda a mejorar el
pobre carisma que de él se tenía hasta ahora.
Jorquera
también ha sido una sorpresa, pese a su experiencia como diputado en Madrid, se
le vio algo nervioso, pero muy convincente en su tono y en sus formas. Con
Pachi logró marcar mejor el terreno y que este se adhiriera constantemente a
sus propuestas, algo lógico ya que ambos no buscaban la confrontación, y por
tanto tampoco asistimos a un debate real propiamente dicho. Con Feijoo, el
candidato del BNG permitió que asistiéramos a un gran debate, tenso y dinámico,
cuyo resultado muy igualado se debió en parte a que este acabó diciéndole a
Feijoo, muchas cosas que la izquierda en general deseaba que alguien le dijera
en persona. Su “Good night Sr. Feijoo” pasará a la breve historia de los
debates de Galicia.
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