Toda
Institución está compuesta por personas, por lo que muchas veces, la
comunicación e imagen de esta, depende inevitablemente de sus miembros. Y hay
momentos, en los que esas personas se encuentran en una situación de crisis, y
su comunicación y gestión son todo un reto para ellos y para la Institución en
sí misma.
Esta
parece ser la situación que se está a vivir en Raxoi. Tal vez, la realidad
pueda ser diferente, y el alcalde Ángel Currás tenga todo controlado. Pero lo
importante en política es la percepción de la ciudadanía. De hecho, la primera
lección que suelo dar a mis alumnos de Máster de comunicación y estrategia
política es: “La realidad no es la que es, sino la que la gente percibe”. Y los
ciudadanos percibimos cómo semana tras semana se va generando un difícil
panorama para nuestro alcalde.
¿Por
qué ocurre esto? Primero, porque la llama de la polémica viene avivada por cómo
logró la alcaldía. Sin entrar realmente en cómo se fraguó todo, al final, la
solución elegida para suceder a Conde Roa, fue saltarse a la número dos, Paula
Prado. Y ahora lo que observamos es que de aquellos polvos, vienen estos lodos.
Cuando
parecía que el tema se solucionaría con la previsible renuncia de ésta a su
concellería, el caso Pokémon en cambio, ha venido a generar dudas. Ahora ya
muchos se plantean que no habrá tal renuncia, y en los medios de comunicación, observamos
abiertamente cómo esta decisión se analiza en clave sucesoria, para tener a
alguien en la recámara, por si el caso Pokémon pudiera salpicar también al
alcalde. Insisto, son las propias acciones de los actores las que provocan que
la gente perciba esta crisis de este modo.
Una
crisis interna que puede pasar factura, ya que una de las cosas que más castiga
la ciudadanía son las divisiones dentro de un partido. Pero por suerte para el
PP, y por desgracia para la oposición, queda mucho aún para las próximas
elecciones. Hay tempo pues, para convertir lo que ahora parece una marejada, en
una balsa de aceite.
Por
cierto, resulta curiosa también la actitud de la oposición. En condiciones
normales, toda esta polémica interna, el Pokemon, que una concelleira vaya a
declarar… etc. En otros sitios hubiera sido usado por los adversarios como arma
arrojadiza un día sí y otro también. Pero no es el caso, lo cual a la
ciudadanía también le plantea preguntas, ¿Tiene miedo la oposición de hablar
demasiado sobre este caso, pues también podría salpicarle a ellos?
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